En la foto de izquierda a derecha Katherine Álvarez, José Duarte, Alfonso Mendoza, María Peña, Henry Hernández y Danny Moreno

Saludamos con alegría el reintegro de los compañeros José Alonso Duarte, María Peña, Henry Hernández Macea y Alfonso Mendoza. La orden fue dada por el Juzgado 34 Laboral del Circuito, apelada por Avianca y ratificada por el Tribunal Superior de Bogotá, pero en una maniobra dilatoria Avianca interpuso un recurso ante la Corte Suprema a sabiendas de que no cabía, y ahora la corte se lo ha negado, dajando en firme la decisión del Juzgado 34.

En 2017, en medio de la llamada "formalización", Avianca despidió a 502 trabajadores que tenía vinculados a través de Servicopava y que no aceptaron las desmejoras en los contratos que se les querían imponer. Dentro de los despedidos estaban seis de los miembros de la Junta directiva de ANTSA que laboraban en Operaciones Terrestres. De las demandas para su reintegro se instauraron cuatro en Bogotá y dos en Barranquilla. Avianca es ducha en la práctica de la subcontratación —o tercerización como la llaman también— y frente a ella ANTSA levantó la bandera de la contratación directa, a término indefinido y con el respeto de la antigüedad desde que el trabajador se vinculó ya fuera mediante temporales o cooperativas. Los despedidos fueron pioneros en esa lucha.

Aunque los procesos de reintegro cuando el trabajador es despedido gozando de la protección del fuero sindical tienen un carácter especial, que obliga a que sean resueltos de manera rápida por los juzgados, en la práctica esto no se aplica, como puede verse en este caso. Con esta lentitud de la justicia se afecta en forma grave el derecho de asociación sindical, porque la organización queda privada de la experiencia de cuadros directivos cuya formación tarda años, sin mencionar el dañino impacto que siempre causa entre la masa de los trabajadores el despido de sus dirigentes.

Desde su fundación ANTSA se ha preocupado por no fomentar ilusiones ni en el aparato judicial ni en instituciones como el parlamento o los llamados entes de control. Hemos insistido que ningún trámite ante esas instituciones del Estado debe reemplazar la lucha directa de los trabajadores que, aunque débil en principio, solo se fortalece en la medida en que por experiencia se toma conciencia de la propia fuerza. No desechamos la lucha en el terreno jurídico, como no lo hicimos en el caso de los compañeros reintegrados, pero las victorias en estas batallas no cambian las duras condiciones de la explotación. Tales cambios solo serán el fruto de una lucha persistente y prolongada, en la que se junten las luchas dispersas en un solo torrente, como lo hacen los riachuelos y quebradas que finalmente confluyen en un río caudaloso.

Agradecemos sinceramente a los buenos oficios de los abogados Katherine Álvarez y Jorge Rivera Tejada.

Repitamos con el presidente del sindicato: ¡La liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos o no será!